lunes, 27 de diciembre de 2021

Mis recuerdos de Cuba

 



            Cuando uno vuelve a estar encerrado por culpa del coronavirus y la variedad Ómicron echa la vista atrás y le alcanzan los recuerdos de mis numerosas visitas a Cuba, gracias al artículo que me envía mi amigo Miguel Castro, originario de la isla, titulado “Hemingway” y complemento este con el trabajo de Jaime G. Nora, publicado el 14 de diciembre en las páginas de cultura del diario ABC bajo el rótulo de “Hemingway, el hombre detrás del mito”.

 


Monumento a los toros de San Fermín en Pamplona

            He tenido pocas ocasiones de pisar Pamplona, pero este año me pasé una semana allí con motivo del Congreso Internacional de Turismo Religioso en el que pisé numerosas veces la curva de la Estafeta, en el famoso recorrido de los toros de San Fermín, que como gran cronista puso en todo el mundo el escritor estadounidense, un hombre que escribía de pie en su finca de La Vigía, en la población de San Francisco de Paula, donde están enterrados en el jardín algunos de sus perros, casa que es explotada como lugar de culto para los turistas amantes de la cultura que pisan esta isla caribeña.

 


Gregorio Fuentes


            En uno de mis viajes por la Perla de las Antillas, el Ministerio de Turismo me llevó hasta la casa en la que habitó el escritor norteamericano, por entonces buen amigo de los Castro. No hay que olvidar que allí escribió su famosa novela “El viejo y el mar”, con la que consiguió el Premio Nobel. Uno de mis amigos mallorquines visitó Cuba antes que yo y tuvo la suerte de que le presentaran a Gregorio Fuentes, un canario emigrado a Cuba en el que se inspiró Hemingway para dar vida al viejo pescador que llevaba por nombre Santiago.

 


Monumento a Hemingway en Cojimar


            El escritor hacía su trabajo de pie, según me indicó el guía turístico que presentaba la finca Vigía. Allí están enterrados, quiero recordar que tres perros y dos gatos, pero mi memoria ya me falla, pues me parece que el viaje se hizo en 1991.Hice fotografías con diapositivas de toda la finca y de su extenso jardín, donde están enterrados los animales, pero con esto de la pandemia… están en otro lugar que ahora no puedo acercarme. Lo solventaremos de otra manera. La Fundación estadounidense “Finca Vigía” trata de restaurar la enorme biblioteca de Hemingway que se conserva en el lugar.

Finca La Vigía - Casa Hemingway en La Habana (www.hemingwayhavana.com)

 

            Mis viajes a Cuba me han llevado no solo a la Habana, sino también a Matanzas, Varadero, Viñales, la Ciénaga de Zapata, donde comí cocodrilo, Cienfuegos, Santa Clara, Trinidad y el Valle de los Ingenios (Patrimonio de la Humanidad) y por el este llegué a Santiago de Cuba y Baracoa, el lugar donde arribó Colón y por donde el piloto nos dio una vuelta para ver de cerca la Mesa que vio el descubridor. Incluso pasamos un día en la Isla de la Juventud, con los entonces ministros de Turismo de Cuba y de República Dominicana, que querían promover un paquete turístico para visitar en un solo viaje a América dos países. Desde la Habana salimos en un pequeñísimo avión que echaba humo en el interior. Llovía tanto que el piloto prefirió retrasar el regreso a la capital. Hablé con él y le dije comandante, tras una extensa charla me dijo que esas lluvias eran “yankees”, y que procedían de Florida, en el Golfo de México y también que la isla solo había un comandante y éste era Fidel Castro.

 





La Bodeguita del Medio


            No me olvido de dos experiencias fascinantes en la propia capital: Pedir a un tal Jimmy camarero de la Bodeguita del Medio, que abriera el famoso local media hora antes, a las 11,30 de la mañana, solo para un grupo de españoles. Aquello de que más vale caer en gracia que ser gracioso, se convirtió en realidad y se me recompensó con un famoso mojito. Y aquí otra vez Hemingway: “Mi mojito en Bodeguita, mi daiquiri en Floridita”. Y al Floridita me fui en un tuc tuc, conducido por un joven cubano y con el que ganamos la carrera hasta el famoso bar, llegando unos minutos antes que los otros del grupo. El conductor se ganó una buena propina. Y llegar y besar el santo: Allí mismo estaba la baqueta del bar alta y roja, donde se sentaba el escritor, donde se tomaba más de un daiquiri. Es de sobras conocida la afición de Ernest por las buenas bebidas alcohólicas, terminando en más de una “cogorza”

 




            Tras viajar ocho o diez veces a Cuba hay numerosas anécdotas y vivencias, desde el intento de un robo de un reloj de pulsera un joven italiano que me acompañaba por el Malecón, a confesarme un conductor de autobús que tenía la obligación de ir a las manifestaciones porque si no le quitaban el puesto de trabajo, como le arrebataron la casa a una joven con una hijita cuyo delito era que esposo se había fugado desde el aeropuerto de Barajas y había pedido asilo político en España. Con el tiempo le conocí y me contó la realidad de lo que es el régimen cubano: Una dictadura comunista… Un pueblo magnífico, con unos lugares paradisíacos donde no me gustaría vivir.

viernes, 17 de diciembre de 2021

Viaje por el Tacón de Italia


    


 Este verano pasé unos días por la región de Apulia, en el sur, más conocida como el Tacón de Italia. Aqui está el reportaje publicado en esta revista digital de México Si entras por ISSUU puedes verlo desde la página 150.

https://issuu.com/suitesandsweets.com/docs/revissfinal

















sábado, 11 de septiembre de 2021

Yo estuve en las Torres Gemelas

 



 

            Hoy hace 20 años de la tragedia que vivimos en directo en todo el Planeta. El ataque de unos terroristas en dos aviones civiles a las Torres Gemelas de Nueva York. Y las torres se vinieron abajo en una singular guerra causando 2.996 muertos, algunos de ellos tirándose por las ventanas a 300 metros de altura. Toda una tragedia mundial.

 

            Y me recordó mi estancia en octubre de 1992 en las Torres Gemelas. Participaba en el Congreso Mundial de los Periodistas de Turismo, lo que me llevó a que el histórico 12 de octubre de 1992, el día en el que se cumplía el V Centenario del Descubrimiento del Nuevo Mundo por Cristóbal Colón, yo me encontraba desayunando con, cuatro personas más tres españoles y un griego, con el entonces alcalde de San Agustín (en La Florida), el pueblo más antiguo de los Estados Unidos, fundado en 1565. Estas tierras fueron descubiertas por Juan Ponce de León, quien estuvo a las órdenes de mi paisano brocense Nicolás de Ovando, gobernador de la Española, aunque el pueblo de San Agustín fue fundado por Pedro Menéndez de Avilés.

 

            En este viaje a los Estados Unidos, un servidor desayunó con el entonces desconocido Donald Trump en la ciudad de Atlantic City, en uno de sus hoteles, así como recorrió en La Florida Daytona Beach, el lugar donde se celebran las famosas carreras de coches, o el complejo de Walt Disney, cuyo creador mantuvo siempre oculta su procedencia nativa, aunque algún director de hotel dijo que era español, pues tuvo en sus manos su pasaporte en el Hotel Cuzco de Madrid.

 

            También pasamos un grupo por Nueva York, alojándome en un hotel de la zona de Broadway, ya que desde la ventana de mi habitación veía enfrente el lugar donde durante años se representaba el musical “Los Miserables”.

 




            Una jornada tocó ir a comer al restaurante que había en la planta superior de una Torre Gemela. El ascensor, en el que cupimos muchos de nosotros, no tardó nada en llegar desde la planta baja. Recuerdo que el ascensorista nos dijo a qué velocidad ascendía, pero no me acuerdo si el enorme restaurante estaba en la planta 107. Como uno es amante de la fotografía poseo unos carretes de diapositivas de aquel momento, con unas preciosas vistas desde lo más alto hasta el puente de Brooklyn, algo ya inédito, y que me imagino el terror que debieron sufrir aquellos pobres ciudadanos neoyorkinos que vieron cómo eran incapaces de salvarse. Escribo esto en Málaga y las fotos están en Madrid.

 

            He vuelto hace unos años al mismo sitio donde estaban las Torres Gemelas, y un lugar de culto de los neoyorkinos, donde en el mismo lugar hay unas fuentes de agua cuadradas y alrededor de ellos los nombre de los cerca de 3.000 ciudadanos que perecieron al ser derribadas por los terroristas. Hoy estaban allí muchos familiares de los fallecidos.

 

            En cierta ocasión saludé, a la salida del Auditorio de Madrid, al famoso psiquiatra español, nacionalizado estadounidense, Luis Rojas Marcos, que vivió en directo la tragedia de las Torres Gemelas, pues aquel año era el director del Sistema Psiquiátrico Hospitalario de Nueva York. Contó su experiencia de su bajada de una de las torres cuando ya había impactado en una de ellas un avión; sin duda, una gran experiencia para toda la vida.

domingo, 5 de septiembre de 2021

Día Mundial del Periodista Turístico

 



 

            Me acaba de felicitar un amigo desde América y me recuerda que hoy hace tres años se creó el 5 de septiembre el Día Mundial del Periodista Turístico y no me resisto a escribir una pequeña crónica sobre lo que es y significa para mí el Periodismo Turístico, al que le he dedicado, desde mis 22 años, mis actividades profesionales y recreativas.

 

            Para los que no lo sepan el “Día Mundial del Periodista Turístico se creó el 5 de septiembre de 2018 con motivo del VIII Congreso de Periodistas y Profesionales de Turismo que se celebró en las cercanías de las Cataratas de Iguazú, en Argentina, que se comparten con Brasil y donde estuve hace ahora dos años, aunque la primera fue en octubre de 1979; vamos, antes de ayer.

 


Gabriel Barceló

            El siglo pasado las vi y las disfruté desde la parte argentina y las de 2019 desde la brasileña, pues tuve la suerte de ser invitado por Gabriel Barceló, el fundador de viajes Barceló que ahora dirige su hijo Simón Pedro Barceló, una empresa española señera en el mundo del turismo. En 2021, el Grupo Barceló cuenta con 90 años, pues fue fundado en la isla de Mallorca por Simón Barceló y hoy es un conglomerado turístico formado por la división hotelera Barceló Hotel Group, con más de 250 hoteles y más de 55.000 habitaciones en 22 países; y por la división de viajes Ávoris, que tras fusionarse con los emisores de Globalia dispone de más de 1.000 agencias de viajes en cuatro continentes, varios operadores turísticos emisores y receptivos, y la aerolínea Iberojet, antes Evelop. Su plantilla está formada por 33.378 personas, y en 2018 obtuvo una cifra de negocios de 4.383,4 millones de euros.

 


            Desde que llegue a Mallorca a mis 22 años no he dejado de practicar eso que llaman periodismo turístico, Con Gabriel Barceló, que fue el presidente de los empresarios de Baleares, la CAEB (Confederación de Asociaciones Empresariales de Baleares) tuve dos gratas experiencias. La primera, en 1979, cuando fui invitado como periodista turístico a la Embajada Turística Baleares de ese año, que se solía organizar en el mes de octubre, cuando ya había pasado la temporada alta. Allí se sumaban los altos profesionales del turismo de Mallorca para descansar tras las agitadoras jornadas veraniegas, y gracias a Viajes Barceló hice un viaje de un mes por Venezuela, Argentina y Brasil viaje que aún recuerdo, pues fue mi primera salida al extranjero, especialmente cuando leí en Caracas una frase publicitaria que me llego a lo más hondo a mis pocos años: En un lugar decía: “Tire aquí la polla”. Y pensé para mis adentros: Ni mucho menos, aun me sirve”. Para que no lo sepan – y yo lo averigüé poco después- la polla en Venezuela es la lotería…. Eso ya es otra cosa.


 


Miguel Alemán

            La segunda anécdota fue cuando la empresa de Viajes Barceló cumplió 50 años y fui convidado al Club de Mar a un almuerzo donde también fue invitado el promotor de Acapulco como destino turístico, el que fuera presidente de México Miguel Alemán, un amante del turismo. En ese almuerzo recibimos como regalo unos gemelos con el logotipo antiguo de Viajes Barceló: tres triángulos amarillos unidos A los gemelos en México les llaman mancuernillas. Tuve el gusto de comprarme una pareja de ellos en Taxco, la capital mundial de la plata, en la tienda de un profesional que era natural de mi tierra concretamente de Plasencia (Cáceres) con el que coincidí en otro viaje a ese querido país cuando acudí a un “tianguis” (feria de turismo) en Acapulco.

 




            Claro que desde ese primer viaje he ido por otros derroteros, especialmente por Europa y América y menos por Asia y África. Hay destinos tan curiosos como Lituania, en Europa; Camerún en África; Taiwán en Asia o Honduras, en América… y así hasta unos 50 países muy pocos para las 200 naciones que hay en el mundo. He contado mi primer viaje; el ultimo a Italia, el gran país por el que iban los “touristas” nobles europeos del siglo XVIII a ver los logros artísticos, los que se iban a dar una vuelta un “tour”, en lengua francesa.

sábado, 24 de julio de 2021

Cantina Coppola, una bodega italiana del siglo XV


    El viajero ha ido hasta Italia, concretamente a Salento, la región que se encuentra en la provincia de Lecce en el tacón de la bota de esta península. Allí, al borde del mar Jónico, ha tenido la posibilidad de estar en una de las bodegas más antigua que conoce: Cantina Coppola, nacida en 1489 y continuada la tradición vitivinícola de generación en generación. 




    La bodega Coppola (Cantina Coppola, en italiano) está a unos 300 metros del mar, entre el camping de La Vecchia Torre y el parque acuático Splash, en el bello pueblo de Gallipolli la antigua ciudad griega de Kallipollis, cuyo nombre traducido sería el de “Hermosa ciudad”. Se trata de una ciudad isla, unida al continente por un puente levantado en el siglo XVI. 




    Fue guía de su propia bodega, el dueño, Giuseppe Coppola, descendiente directo del fundador, quien ha sabido relanzar la viña a través del enoturismo y la construcción de un magnífico restaurante, el “Vigneto del Gusto”, además de un museo dedicado a la bodega, levantada en un precioso edificio moderno, con cuadros que cuenta la historia vitivinícola de la familia hasta botellas antiguas de generaciones anteriores con las etiquetas escritas a mano con una letra preciosa, sin olvidarse de un paseo con cristales por todo el interior y así admirar los productos propios y las barricas. Al principio de todo, vimos un cuadro del patricio Carlo Antonio Coppola, uno de los antiguos propietarios de la “cantina”, de primeros del siglo XVIII, quien en 1715 mando construir su palacio Coppola, en la vecina localidad de Alezio. Carlo Antonio ayudó a los campesinos de la zona de la cercana ciudad griega de Gallipolli (a 7 kilómetros de Alezio) a que construyeran sus casas en sus terrenos y así refundar y rehabilitar la preciosa ciudad costera, asentada en una isla y unida a tierra firme por un puente del siglo XVI. 




    En el museo de la bodega hay botellas antiguas, así como una foto antigua del padre del actual propietario, junto a la Torre Vecchia, en la costa junto a la viña, en la finca de unas 28 hectáreas, denominada “Tenuta Patitari Torre Sabea, y la bodega, junto al restaurante “El Vigneto del Gusto”, construida totalmente con un diseño modernísimo, se halla en lo que fueran las caballerizas. Desde las alturas vimos la viña, a un tiro de piedra del Mar Jónico, aunque la empresa tiene otras más en el pueblo cercano de Sannicola, ésta propiedad de la familia desde 1489, en plena denominación de origen (DOC) Alezio. 

Los vinos 

    La autóctona cepa Primitivo, de la que hay una ruta enoturística, se produce en suelos arenoso cerca del mar y se cuida en barrica de roble para venderlo directamente o llevarlo por Italia y otras partes de Europa. 

    Otra variedad es la de Negroamaro, (del latín “negro”, y del griego “amaro”) que se cría en la más pequeña de las fincas, Tenuta Li Cuti, en Sannnicola, desde 1489, cuando la propietaria del terreno, Laura Cuti, se casó con Orsino Coppola, comenzando así la saga familiar. 

La cata 




    Durante la cata, servida en persona por el propietario de la “Tenuta” se nos ofreció un espumante, de la variedad Negroamaro, cultivada en la tercera finca, la “Santo Stefano” en los campos de Alezio, a una altitud de más de 70 metros sobre el nivel del mar y a una distancia de unos 7 kilómetros. Un brut seco de la marca “Coppola”, de buen gusto en vista y boca, un espumante de 12 grados y cuya botella sale por 18 euros. 




    El segundo servicio fue un rosado Negroamaro Licuti 1489, de unos 8 euros la botella, en pleno corazón de la Denominación de Origen Controlada Alezio, un vino fresco y elegante. que en palabras del intelectual, crítico gastronómico y gurú de la viticultura italiana Luigi Veronelli, el “Licuti” es un vino con “sal”. Los caldos de esta bodega tienen muchos premios y gran calidad. En sus estanterías veo un “Primitivo Patittari”, de la cosecha de 2007 cuyo precio es de 70 euros 

    Mirando por el salón donde se celebró la cata observo algunas placas de los numerosos galardones que recibieron 

Más información:

Turismo de Alezio: www.prolocoalezio.it 
Cantina Coppola: www.cantinacoppola.it 
Ruta enoturística del Primitivo: www.stradadelprimitivo.it


Esta crónica fue publicada en el periódico digital "Vinos y Caminos", dirigido por Antón Alonso. Aquí el enlace: 



sábado, 26 de junio de 2021

Una mañana en Gallipolli

 



El viajero está realizando un “press tour”, vamos un viaje de prensa en español para promocionar la localidad italiana de Alezio y sus alrededores, tanto la bellísima Gallipolli (la antigua Kalli Pollis griega) como la capital de la provincia, Lecce, donde ya estuve en una ocasión invitado para participar en el festival internacional de cine turístico.




El viaje comenzó, tras ocho horas de viaje desde Madrid, en el magnífico “albergho” Palazzo Castriota, un palacio del XVIII de esta reconocida familia, que dirige uno de sus descendientes, que ha tenido el buen gusto de reconvertirlo en un hotel de cinco estrellas que ofrece magnífico y moderno alojamiento, con un típico desayuno con productos de la región de Salento. http://www.palazzocastriota.com/


Una gran sorpresa fue la cena, donde conocí al resto del grupo, entre ellos mi amigo argentino Alfonso Sabatino, al que no veía desde la feria de Torremolinos Euroal, y al que conocí en otra singular feria de turismo en Guayaquil (Ecuador), un miembro de la tribu de los periodistas viajeros. Otros compañeros eran las italianas Tiziana Caroselli, Ángela Abrrescia y el japonés Tadao Amano, todos ellos comandados por Giusseppe Abbate y la dinámica Azzurra de Razza.


La cena tuvo lugar fuera del pueblo de Alezio, concretamente en una finca que se llama Borgo Rosso Terra, donde fuimos saludados por su dueño, Luca, quienes nos comentó que en esta finca ha agregado elementos de otros establecimientos singulares como este que posee en Kenia, Dubai o Egipto. La verdad es que Rosso Terra es un magnifico lugar que merece la pena conocer por ofrecer al viajero un establecimiento con un encanto especial, incluida la cena, que comparto junto a la concejala de Turismo de Alezio, Teresa Perrone, que habla un perfecto español, además de Faby Margari, la concejala de Cultura y el primer teniente de alcalde de la localidad, el abogado Rocco de Santis. Fue una cena de producto típico al que acompañaba un vino amaro nero rosado. www.borgorossoterra.com 







Sin duda fue una gran sorpresa para mí acercarme al mediterráneo pueblo de Gallipollis, un histórico pueblo turístico con una preciosa playa en el mismo centro de la localidad. La visita comenzó en la singular fuente griega en la zona del puerto, junto a los pescadores que remendaban sus redes y nos explicaban como hacían su faena, desde donde se veía el famoso castillo de origen aragonés.





    Un poco más tarde, la simpática guía, Luciana Fredo, nos llevó a “La Lampara” un restaurante que ofrece el mejor pescado donde nos presentó a su dueño, quien nos regaló un gambón, que probamos Sabatino, Tadao y yo. Lo mejor, el jugo de su cabeza.




De aquí pasamos a ver un artesano, Antonio Vicenti, quien hace nasas y otros objetos artesanales con juncos, al que le convertimos en San Antonio. Este popular personaje, que trabaja en un local junto a la basílica de Santa Águeda es un músico de la música popular de Gallipolli a la que ha compuesto una canción. Preciosa la contigua catedral, sin olvidarnos de que antes estuvimos viendo admirando la iglesia de Santa Maria della Puritá, acompañado del prior de la hermandad de Bastasi, que celebra una Semana Santa, reflejo del antiguo Reino español de Aragón, pues la imagen sale en procesión para encontrarse con su hijo muerto. A esta hermandad pertenecen y salen unas 60 personas con caperuzas que les tapan la cara.




Y de aquí, en los bajos del que fuera el palacio del virrey español, cuyo texto está en la fachada, se puede ver un museo dedicado a fabricar el aceite que tata fama dio a la zona, a pesar de que ahora, en nuestros días, ha entrado una gravísima enfermedad a los olivos que hace peligrar esta exquisita producción del aceite de Salento.




La primera parte de la jornada concluyó en la trattoria “Sciali”, cuyo propietario el chef Graciano Cortese, acompañado de Cristina Cataldi, ofreció al grupo un espléndido almuerzo con productos del kilómetro 0: Espléndido el vino amaro nero de la casa qiue nos ofreció el maitre Doménico, que obtuvo un premio en el concurso de Vinitaly en Verona.



La mañana… no dio para más.


viernes, 7 de mayo de 2021

Turista y artista





    Esta mañana acabo de recibir en mi casa  un libro de viajes titulado "Vientos cardinales". Se trata de relatos viajeros que ha escrito mi compañero en Beturia Antonio M. Contreras, un hombre del turismo que también es artista. Son 24 crónicas viajeras por otros tantos rincones del mundo. El libro, que pertenece a la colección de Viajes "Rafael Rodríguez - Moñino", el ilustre bibliófilo extremeño, y cuya edición estuvo al cuidado de su sobrina Julia Rodríguez - Moñino, se abre con el tema del campo nazi de concentración  de Auswichtz, donde tuve la ingrata experiencia de quedarme a solas en las cámaras de gas. A final del libro encuentro un viaje mucho más amable, visitar la isla Margarita en Venezuela, que tuve el gusto de visitarla hace unos diez años y ahora todo el país en una mala situación sociopolítica y económica. Escribí su prólogo, que paso a transcribir aquí debajo. El que quiera saber de qué va el libro se ponga en contacto con el presidente de Beturia, Ricardo Hernández Megías a través de este correo electrónico: ricardo@hernandezmegias.es 


 

"Viajar te deja sin palabras primero, luego te convierte en un narrador de historias"

Ibn Batuta





            Antonio Manuel Contreras es un profesional del turismo y un amante del arte. Ha trabajado en esa difícil labor de atender a los clientes y que se marchen satisfechos y darle satisfacción al espíritu con su obra literaria y sus dibujos. Sin duda, este jiennense lleva la sensibilidad a flor de piel.

 

            En su curriculum profesional literario y artístico se advierte que sabe y gusta del buen hacer, de recrearse en lo que engrandece el alma y deleita el espíritu. Le he conocido como hombre amante de la cultura, de las letras y de las artes en general, con obras en tan prestigiosos museos como el de la Ciudad de Madrid, el Naïf de Jaén, el de la Estampa Andaluza, en Alcalá la Real (Jaén) o en la Biblioteca Nacional, en el Paseo de Recoletos de Madrid.

 

            Ahora toca una faceta que también comparto en mi vida laboral: El turismo, esa actividad que se mete tan dentro por conocer otros lugares, otros destinos, otras culturas, otras maneras de pensar y de esos viajes por esos mundos de Dios ha salido, en combinación con su ágil pluma, unas crónicas que reflejan su buen hacer. Claro que, por gusto personal o por obligación profesional, ha recorrido numerosos países de Europa y de fuera del Viejo Continente, como Nepal, India. Brasil, Rusia, Marruecos, Argelia o Egipto.

 

            De todos esos viajes ha ido tomando nota y los ha puesto en crónicas que se ven reflejadas, a pequeños trazos, en esta obra que, bajo una visión literaria, da a conocer lugares tan distantes como Polonia o la isla Margarita, en Venezuela; desde Nepal hasta Roma.

 

            Si he de ser sincero, lo debo confesar, le tengo una sana envidia a mi amigo y compañero en este mundo de las letras turísticas, porque ha ido a lugares donde yo no he estado, como Noruega, Argel, India, Nepal… y eso no se lo perdono. Antonio Contreras, hombre amable donde los haya, sabe poner su toque de humor y misterio a sus narraciones viajeras, comenzando por el terrible campo de concentración de Auswitchtz, que tuve la terrible osadía de recorrerlo solo y quedarme en total soledad en las duchas, así como en los hornos crematorios… Se sentía aun la maldad nazi en el ambiente, que contrastaba con la alegría de los hombres cubanos dispuestos a enamorar a una joven española…

 

            Y cuando hablo con Antonio me cuenta, sonriente, que “nunca se sabrá dónde comienza lo real y termina lo imaginado”. Estas palabras me recuerdan las que me dijo, hace años, paseando agarrado a mi brazo y con su cayado en su mano derecha, por la cartuja mallorquina de Valldemosa, el ilustre argentino, aspirante eterno al Premio Nobel de Literatura, Jorge Luis Borges: “Usted viva intensamente, olvídelo y después escríbalo como pueda, sin duda eso es arte literario”. ¡Chico, parece que este Contreras estaba allí!, en Valldemossa, pero ese año, Antonio estaba en Jaén, por lo que no podía estar al mismo tiempo en Mallorca. Sin embargo, ha sabido captar, con inteligencia y buen hacer, la lección literaria que me apuntó el maestro Borges junto al refugio mallorquín del pianista polaco Federico Chopin con su amante francesa George Sand. A Borges le dedica un poema Antonio en su libro “Joyas prestadas”:

 

”Si pudiera vivir nuevamente mi vida

        trataría de cometer más errores”

 

            Pero Contreras no se queda ahí: Pasea de Moher, en Irlanda, hasta Estambul, en Turquía; desde Asuán (Egipto) hasta la brasileña San Salvador de Bahía. Sin duda alguna, merece la pena seguirle por este circuito mundial. La literatura viajera es una de las más atractivas para el ciudadano, pues ya se sabe que abre fronteras e imaginación al que lo lee y después quiere recorrer esos mismos lugares que alguien tan capacitado como nuestro hombre de letras es capaz de describir.  Es recomendable sentarse en su sillón, olvidarse de lo que hay alrededor y concentrarse en saber captar la esencia de lo que nos cuenta. Sin duda, es un recreo para el alma y un acicate para el espíritu aventurero y viajero… pero sobre todo para el amante de las buenas letras.

 

 

Francisco Rivero

Presidente Skal de Madrid

Periodista de turismo

Madrid, 31 de marzo de 2021

domingo, 25 de abril de 2021

Recuerdos de Guatemala

 


            Uno es ya tan mayor que prácticamente vive de recuerdos de los viajes que ha hecho por esos mundos de Dios. Esta noche repasaba mi lección de inglés, la lengua franca de los siglos XX y XXI cuando salía un cuentecito sobre la pirámide maya de Tikal y la protagonista le decía a su guía que la habían construido los extraterrestres.

 




            Eso me retrotrajo unos años atrás en mi primer viaje a Guatemala, invitado por el ministro de turismo de entonces, un joven empresario con el que conecté muy bien y con el que en una segunda ocasión organizamos un seminario sobre Periodismo turístico para unos 50 profesionales de su país, y en el que intervino, de una manera indirecta la Organización Mundial del Turismo, invitando a que participara su entonces jefe de prensa.

 




            En el primer viaje me alojé en un hotel que no tiene habitaciones, sólo suites. Está en el kilómetro 9 de la carretera a El Salvador. Aún me acuerdo de mi estancia en él. Fue en la semana en la que se casaba el entonces Príncipe de España con la periodista Letizia Ortiz Rocasolano. Vi la boda en directo por la cadena internacional de TVE. Era el 22 de mayo de 2004; hace ahora pues 17 años. Y el hotel, por entonces propiedad del prestigioso empresario hotelero Mariano Beltranena, que también sería ministro de Turismo de su país, y al que años más tarde conocí en FITUR, recientemente fallecido. Era el famoso Hotel Vista Real, hoy reconvertido en el Hilton Guatemala City.

 




            Durante mi primer viaje en solitario recorrí Guatemala, la preciosísima ciudad de Antigua, Patrimonio de la Humanidad, donde muchos extranjeros van a aprender español; el Lago Atitlán, el lago más bonito del mudo, según el escritor Aldous Huxley, el autor del famoso libro “Un mundo feliz”.  Me impactó el mercado de Chichi, como allí le llaman, pero que su nombre real es Chichicastenango, donde hice numerosas fotos, y especialmente una que ha sido expuesta por la Academia Iberoamericana de Yuste y consiguió un prestigioso premio.

 






            El día anterior a viajar a Tikal, el guía turístico que me habían puesto, un gran profesional que había enseñado Guatemala al Presidente norteamericano Bill Clinton, me contó que ese mismo día, unos delincuentes le habían pegado un tiro en las piernas a su compañero de la zona, mientras viajaba con unos turistas alemanes hacia la zona maya; a estos le quitaron los dineros y los objetos de valor, como joyas y relojes. A pesar de todo, sin miedo alguno, volé al día siguiente a este singular destino turístico. Fue una delicia, Otro buen profesional puso a mi disposición el Ministerio de Turismo de Guatemala que allí llaman oficialmente INGUAT (Instituto Guatemalteco de Turismo). Recorrimos tranquilamente la zona y visité detenidamente la famosa pirámide, sin poder “observar” ningún “extraterrestre”, como decía la protagonista del cuento de mi lección de inglés que me hizo recordar esta pequeña historia personal.