sábado, 5 de marzo de 2022

Viaje por Rusia y Ucrania

 



 

            En estos días, hace ahora justo tres años, estaba visitando, en un viaje de prensa, Rusia invitado por un buen amigo finlandés, Nikolai Meinert, recientemente fallecido. En el grupo había un matrimonio francés, viajamos al sur de San Petersburgo, en la  Región de Leningrado, concretamente a Gátchina. Uno se alojó en palacios de la nobleza imperial del zar, reconvertidos en hoteles, como lo son ahora muchos de nuestro Paradores de Turismo y recorrimos lugares que forman parte de la historia de la madre Rusia. Sin duda alguna, el pueblo ruso merece todos mis aplausos, porque a lo largo de su historia ha sabido vencer en los momentos difíciles, Pensemos, que al igual, que los españoles presentaron cara a Napoleón.

Más información aquí:

El viaje de la vida: Ser tratado como un príncipe (pacorivero.blogspot.com)

 

            Hace ya bastantes años tuve el gusto de viajar a un congreso internacional de periodistas de turismo por la península de Crimea (Ucrania), hasta que en 2014, la Rusia del dictador Putin, habiéndose hecho reelegir presidente vitalicio, se la apropió, como intenta ahora vencer al noble pueblo ucraniano, que lucha y muere por su independencia.

 



            Y qué recuerdo de aquel precioso viaje por la entonces Crimea ucraniana. Lo primero llegar al aeropuerto de su capital, Simferópol, de algo más de 300.000 habitantes. Desde aquí nos llevó a Yalta, la famosa ciudad donde en febrero de 1945 se celebró la Conferencia de Yalta entre Churchill, Roosevelt y Stalin en el palacio imperial de Livadia. Es famosa la fotografía de los tres mandatarios en el patio del palacio, con un Roosevelt ya muy enfermo. En esa columna que se ve en el patio nos hicimos también la foto.

 

            Fue una experiencia singular recorrer las calles de Yalta, donde tuve oportunidad de hablar español con una joven de Crimea. Conocí a la entonces ministra de Turismo que por mi labor de divulgación de esa península de Mar Negro tuvo a bien entregarme un reconocimiento. Desconozco qué le habrá pasado a esa señora, tras la ocupación de Crimea por Rusia. Lo mismo que pienso de otro periodista yugoslavo con el que paseé por las calles de Sofía, en junio de 1987, por la entonces comunista Bulgaria, un periodista de pensamiento liberal que me hablaba lo mal que se pasa bajo un régimen comunista que coarta todas las libertades, tanto de pensamiento como económicas. Tras la dura guerra de su país, que se dividió tras la muerte de Tito, le perdí la pista. He ido posteriormente a Eslovenia y Croacia dos veces, asi como a Bosnia Herzegovina y a Montenegro, regiones que han superado los difíciles momentos de la guerra yugoslava.         


 



            En estos días de la guerra de invasión de Rusia a Ucrania, cuyo pueblo quería acercarse al sistema de vida sociopolítica occidental de Europa, viene el sátrapa de Putin y les mata con miles y miles de jóvenes rusos, de 20 o 23 años, que en esta guerra mueren por centenares.  Sin duda, una grave responsabilidad política e histórica de este paria que es el tal Vladimiro Putin, como lo calificó el presidente de los Estados Unidos Joe Biden. Este loco de Putin nada tiene que ver con Mijail Gorbachov, al que tuve el gusto de estar con él un día allá por el año de España, en 1992, aquí en Madrid y dedicarme un libro, “Memorias de los años decisivos” (1985 – 1992), cuyo texto tradujo al español un buen periodista, Carlos Agrasar, al que conocí cuando un servidor colaboraba en la revista de Caja de Madrid que editaba “Estudio de Comunicación”, que creó el famoso hombre de televisión Lalo Azcona.

 


            Una anécdota: Uno de mis acompañantes rusos en ese viaje por la Región de Leningrado me ha escrito y me ha dicho que también él, un ruso, está en contra de esta guerra de Ucrania. Sin duda algunas, los pueblos quieren libertad, por eso decimos alto y bien claro: “¡No a la guerra, no a la invasión y muerte de la población de Ucrania!”