La
foto es añeja, pues tiene sus años, pero puedo mostrar mi recuerdo con esa
interesante experiencia al ser retratado con los entonces soldados de la ONU en
el Líbano.
Fue a raíz de un congreso internacional de
periodistas de turismo, congreso que organizó la Federación Internacional de
Periodistas y Escritores de Turismo (FIJET), entidad a la que pertenecí durante
décadas.
Lo
primero que se me quedó grabado fueron los disparos que había en la pared de
una casa de enfrente de mi ventana del hotel, disparos que se habían producido
en la reciente guerra civil que asoló el país, desde 1975 a 1990, y a la que
anteriormente la llamaban la Suiza de Oriente Medio.
Se
había programado el viaje al Líbano después de haber salido este país de la cruenta
guerra civil, que destrozó la nación, y costó más de 120.000 vidas, enfrentando
a árabes y palestinos contra las milicias cristianas, pero que se había recompuesto,
aunque aún sigan desplazadas de sus casas más de 75.000 personas. Ahora sigue
de actualidad, tras los ataques de Israel en el sur del país, contra los
miembros chiíes de Hizbolá, ese grupo religioso musulmán que ha sido declarado
terrorista por la Unión Europea, Estados Unidos y otros países.
Tras
visitar Beirut, Biblos, Sidón, el grupo de periodistas de turismo recaló en la
ciudad de Tiro, a un tiro de piedra de Israel, que las autoridades locales,
todas de ellas de Hizbolá, llamaban Palestina. Un gesto significativo fue
cuando se visitó el Ayuntamiento y mientras los hombres éramos recibidos con un
apretón de manos, a las mujeres se les hacia una inclinación de cabeza y puesta
la mano de los representantes municipales en su corazón. Este grupo, de más de 50.000
combatientes, nunca entregó las armas tras la guerra civil libanesa y está
apoyado económicamente por Irán.
En
aquel singular viaje fuimos recibidos el 31 de octubre de 1999 por Nasrallah Pedro Sfeir de Reyfoun el
patriarca de Antioquia, la máxima autoridad maronita cristiana oriental, pero
de acuerdo con la iglesia católica romana y conforman el principal grupo
religioso del país con los musulmanes sunitas y chiitas. De hecho, el jefe del
estado del Líbano debe ser maronita y el presidente del gobierno, suní. Pasamos
también por el Valle de la Bekaa, que es una zona de los drusos que profesan
una religión esotérica con veneración al judío Abraham y fuimos a ver la ciudad
de Baalbek, de magníficos templos romanos, pero habitada ya desde los tiempos
fenicios.
Sin
duda, un interesante viaje por la zona de una de las civilizaciones más
antiguas del mundo.
Para conocer algo más: https://pacorivero.blogspot.com/2020/08/mi-bonita-experiencia-en-beirut.html
Muy bien hecho J P, así tengo tema para apoyar tú candidatura al Premio.
ResponderEliminarUn abrazo grande