Esta mañana acabo de recibir en mi casa un libro de viajes titulado "Vientos cardinales". Se trata de relatos viajeros que ha escrito mi compañero en Beturia Antonio M. Contreras, un hombre del turismo que también es artista. Son 24 crónicas viajeras por otros tantos rincones del mundo. El libro, que pertenece a la colección de Viajes "Rafael Rodríguez - Moñino", el ilustre bibliófilo extremeño, y cuya edición estuvo al cuidado de su sobrina Julia Rodríguez - Moñino, se abre con el tema del campo nazi de concentración de Auswichtz, donde tuve la ingrata experiencia de quedarme a solas en las cámaras de gas. A final del libro encuentro un viaje mucho más amable, visitar la isla Margarita en Venezuela, que tuve el gusto de visitarla hace unos diez años y ahora todo el país en una mala situación sociopolítica y económica. Escribí su prólogo, que paso a transcribir aquí debajo. El que quiera saber de qué va el libro se ponga en contacto con el presidente de Beturia, Ricardo Hernández Megías a través de este correo electrónico: ricardo@hernandezmegias.es
Antonio Manuel Contreras es un
profesional del turismo y un amante del arte. Ha trabajado en esa difícil labor
de atender a los clientes y que se marchen satisfechos y darle satisfacción al
espíritu con su obra literaria y sus dibujos. Sin duda, este jiennense lleva la
sensibilidad a flor de piel.
En su curriculum profesional
literario y artístico se advierte que sabe y gusta del buen hacer, de recrearse
en lo que engrandece el alma y deleita el espíritu. Le he conocido como hombre
amante de la cultura, de las letras y de las artes en general, con obras en tan
prestigiosos museos como el de la Ciudad de Madrid, el Naïf de Jaén, el de la
Estampa Andaluza, en Alcalá la Real (Jaén) o en la Biblioteca Nacional, en el
Paseo de Recoletos de Madrid.
Ahora toca una faceta que también comparto
en mi vida laboral: El turismo, esa actividad que se mete tan dentro por
conocer otros lugares, otros destinos, otras culturas, otras maneras de pensar
y de esos viajes por esos mundos de Dios ha salido, en combinación con su ágil
pluma, unas crónicas que reflejan su buen hacer. Claro que, por gusto personal
o por obligación profesional, ha recorrido numerosos países de Europa y de
fuera del Viejo Continente, como Nepal, India. Brasil, Rusia, Marruecos,
Argelia o Egipto.
De todos esos viajes ha ido tomando
nota y los ha puesto en crónicas que se ven reflejadas, a pequeños trazos, en
esta obra que, bajo una visión literaria, da a conocer lugares tan distantes
como Polonia o la isla Margarita, en Venezuela; desde Nepal hasta Roma.
Si he de ser sincero, lo debo
confesar, le tengo una sana envidia a mi amigo y compañero en este mundo de las
letras turísticas, porque ha ido a lugares donde yo no he estado, como Noruega,
Argel, India, Nepal… y eso no se lo perdono. Antonio Contreras, hombre amable
donde los haya, sabe poner su toque de humor y misterio a sus narraciones viajeras,
comenzando por el terrible campo de concentración de Auswitchtz, que tuve la
terrible osadía de recorrerlo solo y quedarme en total soledad en las duchas,
así como en los hornos crematorios… Se sentía aun la maldad nazi en el
ambiente, que contrastaba con la alegría de los hombres cubanos dispuestos a
enamorar a una joven española…
Y cuando hablo con Antonio me cuenta,
sonriente, que “nunca se sabrá dónde
comienza lo real y termina lo imaginado”. Estas palabras me recuerdan las
que me dijo, hace años, paseando agarrado a mi brazo y con su cayado en su mano
derecha, por la cartuja mallorquina de Valldemosa, el ilustre argentino,
aspirante eterno al Premio Nobel de Literatura, Jorge Luis Borges: “Usted viva intensamente, olvídelo y después
escríbalo como pueda, sin duda eso es arte literario”. ¡Chico, parece que
este Contreras estaba allí!, en Valldemossa, pero ese año, Antonio estaba en
Jaén, por lo que no podía estar al mismo tiempo en Mallorca. Sin embargo, ha
sabido captar, con inteligencia y buen hacer, la lección literaria que me
apuntó el maestro Borges junto al refugio mallorquín del pianista polaco
Federico Chopin con su amante francesa George Sand. A Borges le dedica un poema
Antonio en su libro “Joyas prestadas”:
”Si pudiera vivir nuevamente mi vida
trataría
de cometer más errores”
Pero Contreras no se queda ahí:
Pasea de Moher, en Irlanda, hasta Estambul, en Turquía; desde Asuán (Egipto)
hasta la brasileña San Salvador de Bahía. Sin duda alguna, merece la pena
seguirle por este circuito mundial. La literatura viajera es una de las más
atractivas para el ciudadano, pues ya se sabe que abre fronteras e imaginación
al que lo lee y después quiere recorrer esos mismos lugares que alguien tan
capacitado como nuestro hombre de letras es capaz de describir. Es recomendable sentarse en su sillón,
olvidarse de lo que hay alrededor y concentrarse en saber captar la esencia de
lo que nos cuenta. Sin duda, es un recreo para el alma y un acicate para el
espíritu aventurero y viajero… pero sobre todo para el amante de las buenas
letras.
Francisco Rivero
Presidente Skal de Madrid
Periodista de turismo
Madrid, 31 de marzo de 2021
Fabuloso....💯👍
ResponderEliminarBuena crónica amigo
ResponderEliminarYo tendré ese libro
Un.abrazo
¡¡¡Un verdadero honor haber sido su prologuista!!!
ResponderEliminarGran reseña para lo que se evidencia como un gran libro!!!
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