Uno es ya tan mayor que prácticamente
vive de recuerdos de los viajes que ha hecho por esos mundos de Dios. Esta
noche repasaba mi lección de inglés, la lengua franca de los siglos XX y XXI
cuando salía un cuentecito sobre la pirámide maya de Tikal y la protagonista le
decía a su guía que la habían construido los extraterrestres.
Eso me retrotrajo unos años atrás en
mi primer viaje a Guatemala, invitado por el ministro de turismo de entonces,
un joven empresario con el que conecté muy bien y con el que en una segunda
ocasión organizamos un seminario sobre Periodismo turístico para unos 50
profesionales de su país, y en el que intervino, de una manera indirecta la
Organización Mundial del Turismo, invitando a que participara su entonces jefe
de prensa.
En el primer viaje me alojé en un hotel
que no tiene habitaciones, sólo suites. Está en el kilómetro 9 de la carretera
a El Salvador. Aún me acuerdo de mi estancia en él. Fue en la semana en la que
se casaba el entonces Príncipe de España con la periodista Letizia Ortiz Rocasolano.
Vi la boda en directo por la cadena internacional de TVE. Era el 22 de mayo de
2004; hace ahora pues 17 años. Y el hotel, por entonces propiedad del
prestigioso empresario hotelero Mariano Beltranena, que también sería ministro
de Turismo de su país, y al que años más tarde conocí en FITUR, recientemente
fallecido. Era el famoso Hotel Vista Real, hoy reconvertido en el Hilton
Guatemala City.
Durante mi primer viaje en solitario
recorrí Guatemala, la preciosísima ciudad de Antigua, Patrimonio de la
Humanidad, donde muchos extranjeros van a aprender español; el Lago Atitlán, el
lago más bonito del mudo, según el escritor Aldous Huxley, el autor del famoso
libro “Un mundo feliz”. Me impactó el
mercado de Chichi, como allí le llaman, pero que su nombre real es
Chichicastenango, donde hice numerosas fotos, y especialmente una que ha sido
expuesta por la Academia Iberoamericana de Yuste y consiguió un prestigioso
premio.
El día anterior a viajar a Tikal, el
guía turístico que me habían puesto, un gran profesional que había enseñado
Guatemala al Presidente norteamericano Bill Clinton, me contó que ese mismo día,
unos delincuentes le habían pegado un tiro en las piernas a su compañero de la
zona, mientras viajaba con unos turistas alemanes hacia la zona maya; a estos
le quitaron los dineros y los objetos de valor, como joyas y relojes. A pesar
de todo, sin miedo alguno, volé al día siguiente a este singular destino
turístico. Fue una delicia, Otro buen profesional puso a mi disposición el
Ministerio de Turismo de Guatemala que allí llaman oficialmente INGUAT
(Instituto Guatemalteco de Turismo). Recorrimos tranquilamente la zona y visité
detenidamente la famosa pirámide, sin poder “observar” ningún “extraterrestre”,
como decía la protagonista del cuento de mi lección de inglés que me hizo
recordar esta pequeña historia personal.