En estos días de reclusión pandémica,
siempre es bueno salir – con todas las precauciones sanitarias, por supuesto- fuera
de casa. En esta ocasión he tenido la oportunidad de ir… ¡¡¡a 50 kilómetros al
norte de la ciudad de Madrid!!, concretamente al embalse de Pedrezuela.
Recorrí el camino por la carretera (autovía
de Colmenar el Viejo) y me dirigí hasta Guadalix de la Sierra. Antes una parada
para recordar que días pasados estuve en el complejo de Vistas Reales para
almorzar y ver a los niños que paseaban con sus papás y jugaban en un campo abierto
para montar después en unos preciosos caballos, y visitar los animales de una granja,
desde una gorda cerdita vietnamita… hasta papagayos o serpientes, sin olvidarse
de cabras, ovejas, o burros y así hasta más de 35 especies diferentes de
animales.
A los lejos, se extendía la vista
por la cercana sierra de Madrid, con el precioso pueblo de Manzanares el Real y
su histórico castillo, una de las joyas de la arquitectura militar madrileña, y
el pantano del mismo nombre, Las reales vistas eran realmente preciosas. RESTAURANTE SOTO DEL REAL | FINCA VISTAS
REALES
A ello hay que sumarle la buena
terraza con esas vistas privilegiadas y una excelente cocina casera, de kilómetro
cero, de tanto interés para el ciudadano madrileño que busca en zonas muy lejanas
lo que puede encontrar a unos escasos kilómetros de casa si lo sabe buscar.
Bien merece una pena. ¡Ah, hay que reservar por Whattsap!, pues es tanto el público
que quiere ir que no siempre se puede acudir a este lugar.
Y un poco más allá, Guadalix de la
Sierra, un precioso pueblo montañero, al borde mismo de la cola del pantano de
Pedrezuela. Guadalix fue el pueblo donde se rodó en 1953 la película “¡Bienvenido
Míster Marshall!, una crítica a la España de Franco de los años 50, deseosa de
los dineros americanos del Plan Marshall que nunca llegaron. Yo iba a la ermita
de la Virgen del Espinar, una ermita nueva, porque la anterior quedó anegadas
por las aguas de embalse, pero he ahí que al llegar me encuentro una señal de
tráfico de dirección prohibida y a un coche de la Guardia Civil. Pregunto y me
dice que, de momento, la han hecho peatonal.
Ante este pequeño incidente, decido
seguir la carretera adelante, la M- 608, en dirección a la autovía A1. Hay un
par de estacionamientos al aire libre y desciendo para pasear por un precioso
camino de tierra, al mismo borde del agua del lago, en la que se pueden ver numerosos
patos disfrutando de ella, un camino florido en plena primavera de flores
amarillas que envuelven unas hojas espinosas; además la zona está llena de zarzas,
que allá por finales de agosto o septiembre estarán llenas de moras. Al fondo
varios pescadores están a la espera de poder capturar alguna carpa o lucio. Sin
duda, un precioso paseo en plena naturaleza. ¡Hay que volver!